miércoles, 20 de enero de 2010

O Castro (6/6)


Y con esta entrega finaliza la serie de artículos que nos envió Don Enrique da Corredoira sobre O Castro. Nuestro agradecimiento por ayudarnos a mantener vivo el patrimonio del pueblo.

Del castro al pueblo de Xegunde

Heredero, sin duda, el Castro de Xegunde de la cultura de las mamóas (neolítico), de las que quedan en la montañas inmediatas a Xegunde por la Serra de Louxas, comenzando encima de Ervelláis, y por la Serra de Liñares de Bidul tantos vestigios, y heredero asimismo del aquí misterioso periodo del Bronce, acabaría a buen seguro dando lugar al pueblo que hoy conocemos como Xegunde, por más que no sepamos cuándo ni cómo. Las sepulturas de presentación típicamente medieval, con sus lajas limitando el espacio de la inhumación, que se hallaron cerca del emplazamiento de la actual capilla en el solar que ocupa el llamado Pajar de García, ¿tendrán alguna relación con la población del castro? En estos nunca o casi nunca se encuentran enterramientos, al menos contemporáneos de la más antigua ocupación del poblado, por lo que se plantea la pregunta de qué es lo que hacían con sus muertos. En nuestra zona es frecuente la presencia de sepulturas por el estilo de las de Xegunde en las proximidades de los castros; así en Moreira, Aldomán, A Legúa, Mazaeda y tal vez algunos más. Aunque se las suele considerar de época medieval, ¿no sería posible que, al menos en su origen, fueran algo así como los cementerios de los castros? La presencia de capillas cristianas en el lugar, actual o acreditada en el pasado, a veces en lugares solitarios, no sería más que el testimonio de su carácter reconocido por los cristianos y ya desde antiguo como sagrado. La capilla de Xegunde, antes dedicada a Santiago y situada en la explanada que hubo encima de la Casa da Torre, luego trasladada el lugar que hoy ocupa y dedicada a San Roque, el punto de destino pudo ser elegido por la misma razón de gozar ya el lugar de esta misma condición de cierta sacralidad. No sabemos si es significativo, pero el hecho es que al lado mismo hubo ciertas edificaciones antiguas, de las que se encontraron restos al lado de la Casa do Casón. Cabe además otra observación a propósito de las sepulturas. Estas, toda vez que la capilla en su origen no estaba ubicada aquí, parece que debían de existir ya antes del traslado de la capilla. El estilo de construcción de las mismas, con sus lajas, demuestra que son muy antiguas, anteriores desde luego al traslado de la capilla. De la existencia de la capilla dedicada todavía a Santiago tenemos noticia en 1681. Sin duda que tal capilla ya existía antes, pero el hecho de estar dedicada a Santiago y no a San Roque hace pensar que se trataba todavía de la antigua capilla, no trasladada aún. Pues bien, en este momento los enterramientos ya se hacían todos en la iglesia parroquial de Villabol y no en los pueblos. Más aún, en el momento en que empieza a haber partidas de defunción no hay cementerios al aire libre, sino que los difuntos se entierran dentro del recinto de la iglesia en la medida en que ello era posible y, si no, en el atrio, nunca en el campo.

Como quiera que sea, la importancia del pueblo de Xegunde, debida sin duda a ser continuación del antiguo castro, queda de manifiesto en el abolengo de ciertas familias del pueblo, de las que hay constancia en los libros parroquiales y una de las cuales asumió el apellido Gegunde, convirtiéndolo de topónimo en patronímico, apellido que dio nombre durante mucho tiempo a los curas que rigieron los destinos de la parroquia de Villabol, cuya iglesia es muy posible que haya sido incluso fundada por ellos o en la que, al menos, gozaron de insignes privilegios.

La parroquia de Santa María de Villabol de Suarna o algo por el estilo es muy posible que, de alguna manera, ya existiera en la primera mitad del siglo IX, cuando el Rey Alfonso II el Casto (791-842) dona a la recién creada diócesis de Oviedo en Galicia, entre otros territorios, el de Suarna y, por supuesto, existía en tiempos del obispo don Gutierre de Toledo (1377 – 1389), en cuya relación de parroquias figura expresamente. Nada sabemos de los párrocos que tuvo en los primeros tiempos, pero lo que sí nos consta es que los primeros curas de que tenemos noticia por los libros de la parroquia en torno a la mitad del siglo XVII son del apellido Gegunde y ciertamente oriundos del pueblo del mismo nombre. Así don Pedro López de Gegunde (1645-1647) y don Antonio Gegunde y Bolaño (1657-1672) y luego ya en el siglo siguiente aun otro Gegunde: don Manuel Agustín Gegunde Lamas y Bolaño / Gegunde Bolaño y Figaroa, enterrado en la iglesia parroquial de San Martín de Arroxo (1734-1756) y más tarde don Bartolomé Antonio Gegunde Bolaño y Lamas (1760- 1803).

Pero lo más importante es que la misma iglesia parece haber tenido algo que ver en su origen con la rica familia de los Gegunde, pues tenían sobre ella derecho de patronato y privilegio de sepultura en la capilla principal o capilla mayor, dentro del mismo presbiterio. De lo primero consta por la visita de 17 de octubre de 1703, en la que el visitador, don Francisco González Piñero, dispone: “Otrosí mandó su merced que por quanto la capilla mayor de dicha parroquia está informado es de D. Francisco de Gegunde y amenaza ruina […] se le notifique pena de escomunión mayor dentro de […] repare”. Y en cuanto al privilegio de sepultura, consta en 19 de marzo de 1789, cuando el párroco don Francisco Pasarín certifica haber dado “sepultura eclesiástica en la capilla mayor con licencia de Dn. Francisco Joseph Gegunde y Tormaleo, vecino de la parroquia de San Martín de Arrojo, como dueño de ella, al cadáver de Dn. Francisco Pasarín, presbítero, y vecino de este dicho lugar y parroquia de Villabol”. Lo mismo se repite casi a la letra cuando en 7 de abril siguiente se da también sepultura en la misma capilla al cadáver de don Joseph Gegunde, vecino de Gegunde, con la licencia de don Francisco José Gegunde y Tormaleo.

Lo que resulta extraño es que, siendo los Gegunde tan antiguos en el pueblo de este nombre y con tanto poder, no se haya fundado la parroquia en el mismo pueblo de Xegunde y sí en Villabol. Esto sólo se puede explicar admitiendo que la fundación de la parroquia, por muy patronos que ellos fueran luego de la iglesia, no dependió de ellos o también que la parroquia había sido ya fundada con anterioridad a la hegemonía de la tal familia en el pueblo de Xegunde. ¿Cuándo y por obra de quién se funda la parroquia de Villabol? No lo sabemos ni hasta ahora nos consta que haya documentos que lo permitan saber.

De todas formas, buena prueba del poderío de la familia de los Gegunde es el hecho de que en un cierto momento se haría dueña del Palacio y bienes de San Martín de Arroxo, que hasta entonces habían pertenecido a la familia de los Uría, familia que desconocemos. Del hecho, orgulloso, deja constancia el escudo que todavía hoy preside la entrada del maltratado palacio de Arroxo, en el que se lee: “Lla no soy Horías. Gigundes Lamas”, es decir, “Ya no soy Horías. (Soy) Gigundes Lamas”. Los moradores actuales de la casa lo suelen leer así: “Ya no soy Uría. Soy de los Gegundes”. El apellido Gegunde Lamas, como hemos visto arriba, lo hallamos en algunos curas del siglo XVIII.

Digamos, para terminar, que de la legendaria Doña Elvira, rica joven castellana que, enamorada de un pobre segador de Xegunde, se habría venido con él a vivir en este remoto pueblo, no hay noticia alguna en los libros de la parroquia o, al menos, el que escribe no la ha encontrado. De todos modos, el dato puede que sea histórico, por cuanto se da el detalle de que vivió en la Casa da Torre, cuya torre habría sido precisamente construida para vivir en ella cuando la casa era una palloza, y sobre todo porque todavía se habla del Coto de Doña Elvira, una colina donde iba ella por el verano, se dice, a recrearse y a tomar el fresco.

Escribió: Enrique López Fernández
Colaboraron en la toma de las medidas del castro: Félix Ordás Iglesias y José Argul Folgueiras.

4 comentarios:

  1. Mi familia es de Xegunde,y su apellido es Gegunde. La historia de Doña Elvira se la he oido a un hermano de mi abuela. Se enamoro de un segador cuando iban fuera a ganar algun jornal.Era de Valladolid. La casa de la Torre la hizo construir ella, y otra en Mirallos, que era donde ella pasaba el verano.

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  2. Esta serie de artículos me ha parecido tremendamente pedagógica. Supongo que son menos amenos que las fotos de una boda o el video de una queimada, pero el Castro es posiblemente nuestro patrimonio cultural más importante y lo tenemos demasiado abandonado. Espero que haya servido para que todos seamos un poco más conscientes de su importancia o para qué alguien que no sabía de su existencia lo conozca.

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  3. Son artículos muy trabajados. Confieso que me costó bastante leerlos por la cantidad de datos que incluyen. Una vez leídos,creo que difícilmente se podría encontrar en otro lugar información tan completa. Me surge la duda sin embargo, de porqué la Admon. competente no destina o no ha destinado recursos para su mantenimiento y conservación. ¿A caso no forma parte del patrimonio cultural de Galícia?.
    Parece que a sus señorías les importa bien poco. ¡Ah claro! están por otras labores...

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  4. Tengo pendiente incluir enlaces entre las seis entregas del artículo sobre el Castro, para poder ir de una entrega a la siguiente o volver a la anterior fácilmente, y poder leer todo el artículo seguido.

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